En nuestro Jardín, los niños y niñas inician la adquisición del código lecto-escrito de la mano del asombro, la motivación y la libertad.
Inspirados en la filosofía Reggio Emilia, los niños se sienten seducidos por aprender y por expresar gráficamente sus sentimientos, emociones, anécdotas y por supuesto ocurrencias.
No existe para nosotros una fórmula específica para enseñar, pero si muchas estrategias para que los niños familiaricen sus mentes a escritos de la realidad lo cual se hace significativo y permite recrearse en cualquier contexto. La experiencia, a partir del conocimiento previo de los más pequeños sin importar si es simbólico, ficción o todo un despliegue de imaginación, nos permite generar motivación e inclusión a las letras, palabras y frases de manera natural.
Es así como encontramos dibujos fantásticos que poco a poco enriquecen su proceso, se sienten curiosos por investigar, descubrir el nombre de letras nuevas e incluso aquellas que hacen parte de su nombre y es así como el dibujo es la primera escritura del ser humano y debería ser esta la más expuesta desde temprana edad; cualquier momento es ideal para leer, escribir, imaginar y compartir aventuras alrededor de un libro o de una escritura primitiva como los garabatos. Cuando permitimos libremente desplegar las ideas de forma verbal, gestual, gráfica y escrita, potencializamos la efectividad comunicativa de las nuevas generaciones.
Liliana Riaño
Fonoaudióloga
Aprendedora Patatín Patatero Lindaraja, Bogotá
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